Las Navas del Marqués a 21 de marzo de 2023 |
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Corría el año 1875. Tres huéspedes de la duquesa viuda de Medinaceli, Ángela María de Barradas, arriban a la estación de Las Navas del Marqués en la línea Madrid-Irún, de la Compañía de Caminos de Hierro del Norte. Catorce años antes ella misma cedió sus terrenos para que el trazado y la estación pudieran pasar por su finca y a la vez por nuestro pueblo. En aquella época los vecinos se negaron a que el trazado pasase cerca de sus casas porque los ruidosos trenes con locomotoras de vapor podrían espantar sus ganados.
El ingeniero de montes y naturalista García Martino, el artista y poeta Pedro de Alarcón y el periodista José Emilio Santos se suben a un bel-vedére (lujoso coche de caballos) , propiedad de Ángela María, que les adentra en el complejo residencial diseñado para su recreo en una de las abundantes propiedades de los Medinaceli. Durante algunos días podrán disfrutar de las instalaciones y admirar el chalet, la granja, la capilla, el salón de baile, la casa de baños, el teatro, el cuartelillo de la Guardia Civil, las casas de guardas y obreros, además de la fábrica de resinas.
Proyectada en 1870, en cuanto el ferrocarril llega hasta el apeadero construido poco más allá de la actual estación de Las Navas, comienzan a traer los vagones materiales de construcción, máquinas y herramientas. Con gran rapidez se construye la factoría que llevará el nombre de Ángela María. Transporte a pie de fábrica, un mar de pinos y una fábrica recién construida, con una caldera de vapor – la primera en el mundo para ese fin-, esperan a siete maestros resineros y diez obreros que se hace traer la duquesa desde Las Landas- Francia- para enseñar a los lugareños el arte de la resina. Cinco años después solamente queda el maestro destilador, que cobra cuatro mil pesetas anuales por su cometido.
José Emilio Santos, en su crónica del 12 de septiembre de 1875 nos explica en detalle esa visita a la fábrica de resinas: “Rodeada de cuatrocientos mil pinos tajados por la mano del resinero la sangre que brota va destilando poco a poco en tazas de barro que se llenan de una sustancia blanca y vistosa, la miera.
Esta materia se recoge diariamente en grandes cubas que las carretas conducen a un depósito desde el cual –a base de transformaciones – producirán la brea negra, la blanca, las colofonías, la trementina y la esencia. Setenta y cuatro resineros fijos hacen y renuevan las heridas a los pinos. Otros treinta y cuatro recogedores embarrilan la resina. Veinte carretas le llevan a la fábrica. Este es el personal necesario para alimentar la máquina de vapor de siete caballos, la primera en el mundo instalada para destilar la miera.
La producción anual de esta fábrica consiste en 120.000 kg. de aguarrás, 460.000 de colofonia, 10.000 de brea clara o pez y 5.000 kg. de brea.”
Pasada la guerra civil, se vuelve al pinar en Las Navas ( en otras zonas "liberadas" la producción no paró, pero aquí la contienda fue muy activa los tres años de la contienda).
A partir de los años cuarenta del pasado siglo a los resineros se les encuadra en el Régimen General de la Seguridad Social, manteniendo la cuota durante la temporada que duraba la resina – 9 meses-.
En 1950 la producción de miera en la fábrica de Las Navas era de 3.200.000 kg. Teniendo en cuenta que la producción media es de unos tres kg. por pie, más de 1.000.000 de pinos se resinaban en las Navas por aquella época con el método Hugues.
http://www.youtube.com/watch?v=z4GdPEVL0_c
El nivel máximo de resina extraída se produce en 1961. A partir de ahí se observa un lento declive que se convierte en brusco en 1975. Los costes laborales aumentan y disminuye el precio de la resina. El intento de modernización del sector resinero sustituyendo el antiguo método Hugues por el de pica de corteza con estimulación química (obligatoria desde 1969)
http://www.youtube.com/watch?v=DOL84FwMjmg&feature=related
No pudieron con el desarrollo de la industria química que produce aguarrás y colofonía- más baratas, aunque de peor calidad-. Y mucho menos con la competencia de la mano de obra de países con enormes recursos forestales como Portugal, China y Brasil. La producción nacional se limita entonces a Segovia, Ávila y Valladolid.
Con el fin de relanzar la producción de resina el 23-5-86 se pone en marcha un Plan nacional de reestructuración del sector resinero, en los términos municipales de Coca (Segovia) y Las Navas del Marqués. Consistía en dos fases:
En la primera, que afecta a 950 resineros, se les encuadra como trabajadores en régimen de cooperativa. La industria se compromete a comprar 14 millones de kg. de miera y se subvenciona con algo más de mil euros por resinero. En la segunda fase, que coincide con el segundo año de resinado, se aumenta el tamaño de las matas y se estimula con productos químicos. Al quitar la subvención el tercer año se finiquita el plan en 1991.
Es obvio que sin otras actividades retribuidas como la limpieza del monte o caminos, la resina por sí sola no se puede considerar un trabajo rentable.
En el estudio económico de ese plan se desarrollan hasta 26 supuestos. Con el supuesto de Pica de corteza, estimulación líquida separada por picas de 12 días se necesita una mata media por resinero de 6.000 pinos, (el rendimiento de 2,65 kg. por pie.) para ser rentable.
Abordaremos en otro reportaje la viabilidad actual de la resina, con nueva oferta de resinación del Ayuntamiento (o de Montes de Las Navas, tanto monta…), algunos testimonios de posibles resineros y todas las partes que quieran participar.